Hospitalización psiquiátrica en niños y adolescentes; Señales de Alerta, Sintomatología Común y Proceso Clínico

Cuando un menor atraviesa descompensaciones o crisis severas, desde episodios de agresividad hasta ideación suicida, el ingreso a un entorno hospitalario seguro es fundamental para asegurar la integridad del paciente

Hospitalización psiquiátrica en niños y adolescentes; Señales de Alerta, Sintomatología Común y Proceso Clínico.

La hospitalización psiquiátrica en niños y adolescentes se ha convertido en un recurso clínico de suma importancia a la hora de abordar la Salud Mental en Chile. Cuando un menor atraviesa descompensaciones o crisis severas, desde episodios de agresividad hasta ideación suicida,  el ingreso a un entorno hospitalario seguro es fundamental para asegurar la integridad del paciente y una oportunidad de cambio profundo para el paciente y su entorno. 

En este artículo comentaremos las principales causas de hospitalización, qué esperar del proceso clínico, cómo se debe abordar la situación a nivel familiar y por, sobre todo, veremos de qué forma este nivel de atención puede impulsar habilidades emocionales y sociales que acompañarán al paciente de por vida. 

¿Qué es la hospitalización psiquiátrica de niños y adolescentes? Señales de alerta y principales causas

A diferencia de la atención ambulatoria, la hospitalización ofrece un entorno clínico 24/7, diseñado para manejar conductas de riesgo por parte de los pacientes (autolesiones, crisis de depresión agudas, entre otros). En Chile, el Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025 reconoce la internación como el nivel más intensivo de cuidados. El proceso de hospitalización combina supervisión médica, intervención psicoterapéutica, contención farmacológica y actividades psicoeducativas adaptadas a la edad del paciente que favorecen la regulación emocional enseñando estrategias que permiten al menor retomar su vida cotidiana con mayores recursos.

Las principales señales de alerta a las que padres y cuidadores deben actuar son; conductas repetidas de aislamiento, llanto inconsolable, cambios de apetito, deterioro académico o amenazas de daño a sí mismos u otros. Según cifras del ministerio de Salud, el 16,5% de los adolescentes chilenos presentan algún trastorno mental diagnosticable. Detectar a tiempo estos signos acelera la intervención y evita que la crisis escale a niveles que requieran internación.

Las autolesiones, ideación suicida, trastornos de conducta alimentaria, alucinaciones son algunos de los motivos que pueden justificar una hospitalización. Factores como el bullying, rupturas afectivas, traumas o abuso de alcohol actúan como factores de riesgo. Cuando este es el caso, durante la internación, el paciente recibe vigilancia continua, ajuste de medicación y terapia centrada en la crisis. El objetivo del proceso clínico inmediato es salvaguardar la vida y a mediano plazo, estabilizar y dotar al paciente de herramientas para pedir ayuda antes de volver a dañarse. 

Cuando la agresividad y conducta disruptiva ponen en riesgo la integridad del paciente y de su entorno, la hospitalización provee protocolos de seguridad física y emocional imposibles de replicar en un entorno domiciliario. Equipos interdisciplinarios aplican técnicas de reducción de tensión, entrenamiento en habilidades sociales y programas de refuerzo positivo. También se indaga en causas subyacentes como trastornos del ánimo, consumo de sustancias o traumas no resueltos. El tratamiento en estos casos trasciende el control de impulsos y se orienta a restablecer vínculos y generar rutinas saludables. 

La depresión mayor y la distimia prolongada reducen drásticamente la calidad de vida del menor, afectando el sueño, concentración y autoestima de niños y adolescentes. Para estos casos, la hospitalización psiquiátrica ofrece un marco protegido para iniciar farmacoterapia, psicoterapia cognitivo-conductual y actividades expresivas (arte, música, deporte, etc.). Intervenir de forma intensiva acorta la duración de los episodios y disminuye la probabilidad de recaídas.

Modelo de Atención en Clínica Los Tiempos, Evaluación Integral y Planificación de Tratamiento: Un Enfoque Centrado en la Regulación Emocional.

Todo ingreso comienza con una entrevista clínica exhaustiva, aplicación de escalas diagnósticas y exámenes médicos. Se realiza un plan personalizado. Durante el proceso de ingreso, además, la familia o tutores realizan la firma de los consentimientos informados y recibe un cronograma que detalla horarios de visita, llamadas, etc.

En Clínica Los Tiempos nuestro modelo terapéutico tiene como prioridad la regulación emocional del paciente y la adquisición de habilidades sociales mediante talleres diarios. A su vez integramos a los padres y cuidadores a través de sesiones de coaching en donde se busca fortalecer las competencias parentales del grupo familiar y así poder sostener los logros del paciente en casa. 

Los padres participan en reuniones de avance y co-diseñan el plan de alta con el equipo terapéutico. Este rol activo empodera al sistema familiar, fomenta la colaboración y aumenta la adherencia del paciente a las recomendaciones terapéuticas. 

El resultado positivo de la hospitalización se mide en la vida real; asistir al colegio, interactuar con amigos, gestionar el estrés. Por ello antes del alta se elabora un plan de reinserción. El paciente aprende a identificar detonantes, aplicar técnicas de auto regulación y solicitar ayuda.

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